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15 señales de que creciste en Galicia en los 90

by Ana Bulnes 26 Oct 2015

1. Eres do clube da galega.

Aprendiste muy joven qué significa pertenecer a un club, ser parte de algo, que tu foto de carnet oscura pequeñita apareciese en la tele el día de tu cumpleaños y ser educado en el mundo de la música a los diez años por gente como los Heredeiros da Crus, Manuel Manquiña o Aerolíneas Federales. También aprendiste muy pronto qué era estar fuera si eras de los que no merendaban con el Xabarín o no veían Son Goku.

2. El gallego que aprendiste en el cole ya no existe.

Tus “ós” son ahora “aos”, han desaparecido los signos iniciales de interrogación y exclamación y la segunda forma do artigo con su bello guión (¿fixéche-los deberes?) ya no es obligatoria.

3. Creíste durante mucho tiempo que Manuel Fraga era eterno e inmortal.

Te costó bastante dejar de sobresaltarte al ver cosas como “presidente da Xunta de Galicia, Emilio Pérez Touriño” o esos monumentos inaugurados por un presidente anterior (¡y hubo cuatro antes de Don Manuel!).

4. Todos los inviernos ibas al monte a por musgo para el Nacimiento.

Fueras o no de familia religiosa, te llenabas las uñas de tierra recogiéndolo y te hacía muy feliz. Después prohibieron seguir con la práctica (si lo sigues haciendo, que sepas que es ilegal) y hubo que recurrir a opciones más sostenibles pero feas y admitir que quizá Belén no fuese un paraíso verde similar a Galicia. Más o menos por esta época dejó de hacerte ilusión montar el Nacimiento.

5. Tuviste un pin del Xacobeo 93.

No hagas cuentas, ¡hablamos de Pelegrín, la mascota por excelencia del Xacobeo de los 90! Tuviste pines, camisetas y hasta puede que gorras con su figura. A Xubi, no sé por qué, no lo hemos visto tanto…

6. Todavía tienes pesadillas en las que pisas una jeringuilla en un parque.

El peligro no estaba en esos columpios y toboganes de hierro oxidado que daban tétanos con solo mirarlos (¿quién no tiene una bonita cicatriz de recuerdo?), sino en esas jeringuillas que estábamos bien aleccionados para no pisar y contagiarnos de sida. Y no es que el suelo de los parques fuese una alfombra de jeringas usadas, pero todos vimos alguna en más de una ocasión.

7. Bebiste leche en bolsitas de Larsa en el cole.

Porque ya nos lo decía Xabarín, guía espiritual de la generación: o leite mola.

8. Y aprendiste a cruzar la calle con Seguriño.

¡Qué bien enseñaditos nos dejó nuestro club! Todavía a veces te encuentras rapeando “iso está mal, iso está mal…” cuando ves a alguien cometer una infracción.

9. Recuerdas al Compos en primera (recuerdas al Compos, vaya).

Sí, ocurrió, no lo soñaste. También piensas con nostalgia en el Celta de Mostovoi (si eres de Vigo) y en el Dépor de Fran (si eres de A Coruña).

10. Crees que Luar existió siempre.

Y no fue así: empezó a emitirse en el 92, así que hasta puede que tú seas más viejo que el programa de Gayoso. Reflexiona.

11. Viviste el nacimiento del malotismo.

Maldita sea, puede que hasta tú fueses uno de esos adolescentes malotes que invadieron Galicia a finales de los 90. Confiesa: ¿tenías botas ART? ¿una náutica? ¿mallas Nafta? ¿pelo moldeado en forma de corona si eras chico o recogido en coleta con el clásico “lambido de vaca” si eras chica -era dorada de los vendedores de gomina? ¿ibas a bailar bakalao los domingos por la tarde? No te juzgaremos, no te preocupes. Te limitaste a adaptarte para sobrevivir.

12. Dijiste “superheroe” hablando castellano durante muchos años.

Todavía lo dices ahora cuando quieres hablar de algún superhéroe de los de verdad, de esos que no llevan acento y que viven en la TVG.

13. Aprendiste qué era el amor con «Primeiros Bicos».

¿O no? ¿Después tu experiencia en el instituto no fue como la de estos guapos adolescentes franceses? ¡Imposible!

14. Compartes el trauma del parto del Domus con toda una generación.

Buscando respuestas al porqué de esta tortura que vivimos todos los que en los 90 estábamos en edad escolar, me adentré en la Wikipedia y lo descubrí: la Casa del Hombre de A Coruña se inauguró en el año 95. Era El Museo al que tenían que ir todos los niños, porque era especial y moderno e interactivo (palabra muy de la época). Que hubiese una sala gore sin carteles de advertencia no parecía preocupar a los adultos. Al fin y al cabo, éramos niños que jugaban entre jeringuillas.

15. Recuerdas cuando en la playa había pulgas.

Para los que no saben de qué hablo: pulgas de playa, ¡no de las otras! ¿Qué fue de ellas? ¿Por qué han desaparecido de nuestros arenales? Eran algo molestas, ¡pero tan entrañables!