No tienes amigos, tienes «panas».
También te refieres a ellos como “mi costilla”, porque son parte de ti y los quieres desde el fondo de tu ser. Este tipo de amigo es aquel que te salva cuando te accidentas en la calle, te llama cuando te enfermas y te brinda el almuerzo cuando te gastaste la quincena. Es el mismo que llega a tu casa como “Pedro por su casa” a hablar con tus padres, abrir la nevera y acostarse en tu cama con zapatos puestos. Ese es tu “pana del alma”.