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16 señales que delatan que has vivido en Berlín

by Sonsoles Lozano 27 Jan 2018

1.

No te conformas con cualquier pan nunca más. Miras las baguettes francesas con condescendencia, porque palidecen ante la variedad y calidad de los panes alemanes.

2.

Te preguntas por qué no hay gente desnuda en los parques, playas y lagos. Viva la FKK (Freikörperkultur). La cultura del cuerpo libre es bien, la represión es mal.

3.

Cuando alguien te pregunta “¿cómo estás?” realmente crees que le interesa saberlo. En Alemania se pregunta en serio, y no como una fórmula ligera de saludo.

4.

Te sorprendes porque todo el mundo paga en el súper con tarjeta menos tú.

5.

Vas en manga corta cuando el resto de la gente ya lleva jersey. Exageraditos…

6.

Lo que más aprecias al volver a casa es la persiana de tu habitación.

7.

No eres capaz de explicarle a nadie qué es exactamente un Club Mate.

8.

Tus amigos acaban de descubrir la tendencia del poliamor en casa, y tú los miras con superioridad. “Dulces niños del verano”…

9.

Te parece normal ir a clubs de sexo y no entiendes por qué tus amigos ponen esas caras raritas.

10.

Te indignas porque la gente no recicla, porque no hay contenedores suficientes, ni máquinas en los supermercados. ¡Qué poca conciencia, de verdad!

11.

Puedes abrir una botella de cerveza con prácticamente cualquier objeto. El mechero es tu mejor aliado.

12.

Si pierdes u olvidas la cartera o el móvil en un banco —por ejemplo—, genuinamente esperas que esté allí al volver a por él. Te sorprendes y decepcionas cuando vuelves y no está.

13.

Sin pensar que pueda haber otra opción posible —incluso con tu pareja—, tienes la tendencia de pagar absolutamente todo por separado.

14.

Te descalzas automáticamente a la entrada de cualquier hogar. Es más, eliges y revisas cuidadosamente tus calcetines antes de salir de casa.

15.

No sin tu bici. Al segundo día te rindes a falta de carriles bicis y educación vial. Empiezas a coger el coche para ir a la esquina. Estás perdido.

16.

No entiendes que en los parques TODO esté prohibido: sentarse en el césped, ir en bici, pasear al perro… ¿Me prestas tu katana por favor? Gracias.

17.

Te hace gracia que la gente use repetidamente el adjetivo “raro/a”. No hay nadie ni nada raro en el mundo. No tras vivir en Kreuzberg. Rara serás tú.