1. La puntualidad es complicada
Sería fácil quedarse con el tópico de que los españoles somos impuntuales, pero sería inexacto y no te arreglaría mucho la vida. La impuntualidad es un concepto complicado que depende de los minutos y las circunstancias. Se acepta un retraso de 10-15 minutos sin avisar, pero si tienes a la otra persona esperando en la calle quizá esté un poco de mal humor cuando llegues. Si te invitan a una fiesta, puedes retrasarte todo lo que quieras (a la hora de la convocatoria posiblemente ni estén listos) y, si se trata de una cena en una casa, deja esos diez minutos de cortesía: si no están preparados, puedes ayudar, pero evitas que lo hayan pensado todo para la hora en punto y la comida esté fría. Si habéis quedado para ir al cine, coger un tren o cualquier otra cosa que vaya a empezar o salir en hora, intenta ser puntual.