1. Habla cantadito, pero lo niega rotundamente…
Y empieza con que los chilangos y el español neutro y que la manga del muerto.
2. Toca el claxon como loco.
Porque -piensa que- todos manejan lento.
3. Se desespera en los restaurantes porque nadie le hace caso.
Aunque a lo mejor nadie le hace caso a propósito por ser un chilango desesperado.
4. Se asombra por la claridad del aire y se la pasa haciendo comentarios como “Ya hasta se me había olvidado de qué color era el cielo”.
Lo mismo aplica para las estrellas en la noche.