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19 señales de que creciste en el Estado de México

México
by Melissa Ávila 2 May 2015

1. Te sabes el Himno del Estado de México.

¡Sí, tiene himno! ¡Sí, te lo sabes completito!

2. Fuiste de excursión a las Pirámides de Teotihuacán en más de una ocasión.

Y cada vez intentaste subir a la Pirámide del Sol en modalidad triatlonista sólo para darte cuenta que tu condición física dejaba mucho que desear desde la adolescencia.

3. Alguna vez se te hizo tarde porque se te atravesó el tren en una vía importante.

Y tuviste que explicarle a alguien que por tu casa todavía pasa el tren.

4. Sabes apreciar la versatilidad del transporte público… aunque te espante un poquito.

El transporte del Estado es complejo, diverso y un tanto extremo. Siempre hay más de una opción para llegar a casa a altas horas de la noche, ya sea bici taxi, microbús, combi o taxi colectivo; sin embargo, no hay conductor del Estado que no maneje como alma que lleva el diablo y pocos son los que no han convertido “la unidad” en una versión móvil de un festival de sonideros.

5. Conoces un montón de lugares que parecerían estar a años luz de la ciudad…

Aunque en realidad se encuentren a media hora de tus rumbos habituales. Zumpango, Xometla, Acolman, Malinalco, Villa del Carbón y Valle de Bravo son sólo algunos de los lugares que puedes visitar para olvidarte de tu rutina por un día.

6. Alguna vez fuiste a comprar suéteres o cobijas a Chiconcuac.

7. Sabes lo que es un Somex.

Y hubo días en los que pasaste más de tres horas sentado en uno de sus asientos… que sí estaban bastante cómodos, la verdad sea dicha.

8. Sabes que una calle principal puede ser cerrada de la noche a la mañana…

Y cómo no, si son los quince de la Flaca, las bodas de plata de Don Pepe y Doña Martha o la primera comunión de Malucita. Si eres vecino de la zona, seguro amanecerás con ojeras cortesía de «la cha- la cha- la changa«.

9. Alguna vez te tocó bailar la Danza de los Viejitos.

10. Alguna vez fuiste a la Feria del Caballo…

O por lo menos has tenido la intención de ir.

11. Recuerdas cuando la única manera de cruzar hacia el Distrito era mediante el pago de peaje en una autopista…

12. Y has pagado cantidades exorbitantes a taxistas por “tener que cruzar”.

Si te agarró la fiesta en «el Distri”, sabes que el regreso a casa no te va a salir nada barato. La línea que divide el Estado del Distrito tiene un extraño efecto en los taxímetros y en los taxistas, que fácilmente te querrán cobrar el doble de lo acostumbrado.

13. Has sido testigo de como los cerros de tu alrededor se han llenado de casitas.

La explosión demográfica ha generado un paisaje bastante peculiar.

14. Una de las siguientes tres opciones es una constante importante en tu vida: la Vía Morelos, la López Portillo o la Gustavo Baz.

15. Sabes que no es lo mismo Valle Dorado que Valle de Chalco…

Es por esto que cuando alguien -sobre todo alguien del Distrito- te pregunta de dónde eres, lo más probable es que respondas con tu municipio y no con un simple “Soy del Estado de México”.

16. Estás acostumbrado a las calles de subidita y de bajadita.

17. Conoces las consecuencias de traer un auto con placas del Distrito.

«Ese carro negro oscuro, oríllese a la orilla».

18.. No te encanta el término “mexiquense”

Pero, ¿cómo más te van a decir?, ¿del Estado de México? ¡Suena más feo!

19. Has disfrutado de los cielos más hermosos que quedan en el Valle de México.

En los puntos más altos del Estado aún puedes ver el azul del cielo y las más hermosas lunas en medio de cielos estrellados… pero no mires para abajo o te encontrás con esa nube en forma de hot cake en la que todos nos estamos asfixiando un poquito ¡Bienvenidos a la mancha urbana!