1.
Buscar y buscar (y apenas encontrar) sardinas en los mercados. Hay boquerones grandes, jureles pequeños, pescados plateados que se le parecen… pero ¡quiero un espeto ya!
2.
Aterrorizarnos por esos gazpachos andaluces que sirven tan felizmente por el mundo y que tienen de todo, pero nada de gazpacho y menos de andaluz. Y peor aún cuando hablan de porra antequerana o salmorejo. Miedito.