Las ortiguillas son anémonas de mar, pero ¡fritas están de muerte!
Otra barbaridad del mar gaditano son sus erizos, que suelen venderse en pequeños tenderetes a la entrada de los bares, donde puedes maridarlos con una estupenda caña fresquita.
Los langostinos de Sanlúcar son otra historia: son únicos y su sabor es inigualable. ¿Aún no los has probado? Mira qué pinta…
La cabra payoya está en peligro de extinción, pero su queso es único. ¡Inigualable!
El plancton no es gaditano per se, pero sí que lo ha llevado a la cocina el chef Ángel León, que lleva Cádiz en la sangre y lo prepara hasta en risotto. ¡Puro sabor a mar!
La Tarifeña no es sólo una pastelería, es una forma de entender la vida. ¡Vaya pasteles tan ricos!
En hamburguesa, en chuletón… o como te dé la gana. La carne de retinto es toda una delicatessen y en Cádiz saben perfectamente cómo cocinarla.
Como en toda Andalucía, el aceite de oliva gaditano es extraordinario. ¿Qué se puede esperar de unas aceitunas como estas?
Tapas de todo tipo y en todo tipo de lugares, como estas almejitas en Sanlúcar.
¿O prefieres unas papas aliñás?
¿Qué tal unos buenos ibéricos?
No hay que olvidarse de las cabrillas, hermanas mayores de los caracoles.
La sal de Cádiz es muy demandada por sus ricas propiedades. Hay marismas en buena parte de la costa, como estas.
Cádiz y, sobre todo la ciudad de Jerez, tiene un buen número de bodegas. Algunas de ellas centenarias. ¡Vaya vinos de calidad!
Para acompañar el vino, unas buenas almendras de Zahara de la Sierra, con las que se elaboran estupendos dulces como los gañotes de Ubrique.
Para el postre, unos sabrosos chumbos
Y, para mañana por la mañana, cuando decidas realizar la ruta gastronómica de nuevo, nada como tomar unos buenos churros en el mercado de Cádiz. ¡Buen provecho!