1. Recorrer todas las calles y jardines de Coyoacán, nada más por el puro gusto.
Y rematar con un atole de Las Lupitas, cómo no.
2. Transbordar en metro Pantitlán a las siete de la mañana.
Uno no conoce el metro hasta que vive esta experiencia.
3. Internarse en Tepito o en la Lagu.
Hasta encontrar ese mercado donde venden puros tenis.
4.Comprarle un tamal oaxaqueño al señor de la bici.
Para que ya deje de andar penando, el pobre…