No, no podés traer a tu primo al asado, no hay suficiente comida para uno más. ¡Qué lástima!
Es la una de la mañana, loco, ¡es tardísimo para salir!
¡¿Siempre tenemos que celebrar comiendo?! ¿No hay otra opción?
Disculpame que vine sin avisar, la próxima vez voy a asegurarme de avisarte con dos días de anticipación.
¿Mate? Mmm… No gracias, me preocupan los gérmenes que me puedas transmitir.
Hola, vine a devolverte este libro que tomé prestado hace dos semanas, tres días y cuatro horas.
Tu ex es un amor de persona, no entiendo por qué lo criticás…
No, gracias, si me tomo otra cerveza me caigo dormido.
¿Ahora panqueques con dulce de leche? Mejor lo dejamos para otro día, no doy más de tanta comida.
Bueno, aunque yo soy de Boca, te acompaño a la tribuna de River con alegría ¡y hasta voy a cantar abrazado a vos!
Esta noche no puedo ir a tu cumple porque mañana tengo que levantarme temprano para ir a trabajar, ¡ojalá el año que viene podamos celebrar juntos!
¡Sabés bien que no tengo celos de tu nueva amiga! Invitala nomás a nuestras cenas, esas que tenemos todos los viernes desde hace más de veinte años…
¡En esta sí que no te hago el aguante!
No tengo un mango para prestarte, che…
Ya sé que estás mal en tu casa, pero no tengo lugar para que tires un colchón en el piso…
Gracias, pero yo paso, las vainillas con Cindor no me gustan ni un poco.
Hace mucho que no te llamo por tu nombre propio… ¿Cuándo fue que empecé a decirte “Reina”, “Diosa” o “Loca”?
Después del quilombo que tuvimos el otro día, ya no voy a ser tu amigo. No hay segundas oportunidades entre nosotros.
Disculpame, pero no tengo tiempo para escucharte ahora, te llamo la semana que viene.
¡No entiendo por qué llorás!
Los amigos no son la familia que elegimos, ni son nuestro más preciado tesoro ni nuestra más grande fuente de inspiración. Así que por favor… ¡no te tomes tan en serio nuestra amistad! 