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27 “piropos” que todas las venezolanas escuchamos al salir a la calle

Venezuela
by Mayela Schwartz 21 Sep 2015

Las venezolanas estamos acostumbradas a los “piropos” a diario, como algo común. Los más bonitos nos suelen dar risa, pero el uso de las comillas es porque algunos confunden piropos con groserías. A esas frases las hemos dejado fuera de la lista.

Los escuchamos como hijas y los escuchamos como madre. Cuando camino con mi hija de tan sólo catorce años, ya paso a ser “suegra”. Además, seamos madres o no, las frases suelen acompañarse con un “mamita” al principio o al final (vaya Edipo). Para empezar, aquí va uno que juega con las tradiciones culinarias de Venezuela:

Eres la carne mechada que rellena la arepa de mi corazón.

Y hablando de comida, hay quien se lamenta:

Tanta carne y yo sin dientes.

 

Ciertas líneas se pasan con las metáforas de alimentos y bebidas:

Estás más buena que comer con los dedos.

Si cocinas como caminas, me como hasta el “pegao”.

Si así es como lo mueves y lo bates, qué rico está tu chocolate.

Quisiera ser mantequilla para derretirme en tu arepa.

 Uy mi amor, como que en vez de echarte talco te echaron levadura. (Y cuándo no: Mamita, ¿to’ eso es tuyo?)

Siempre tan buena como mi Solera.

Si yo fuera gato y tú sardina, no te dejaría ni una sola espina. 

Y hablando de criaturas marinas, ¿qué querrán decir con “Estás como pescadito en sartén”?

 

Para algunos, parecería ser una cuestión de mecánica…

Tantas curvas y yo sin freno.

O,

Por ti, subiría al cielo en bicicleta y bajaría sin frenos.

 

No dejan tema sin doble sentido:

Si así llueve, que no escampe.

Mamacita, si así está la cola, como estará la película.

Mi amor, estás como una casita: pequeña pero con todas sus comodidades.

Y hablando del hogar …

Si así es el camino… ¿Cómo será la casa?

 

Están los que son pura cursilería y rima de la fácil…

Allá van las tres Marías, la que voltee primero es la mía.

Si mi sangre fuera tinta y mi corazón tintero, escribirla en tus venas lo mucho que te quiero.

… Que a veces, por lo menos, empiezan con un saludo cordial.

Adiós amor mío, corazón de otro.

Adiós corazón de coco. Si no me quieres me importa poco.

 

La mención a los progenitores es común:

Tu padre debe ser un rey, porque tiene como hija a una verdadera princesa.

En especial, la referencia a la suegra:

Contigo aguanto hasta a la suegra.

O

Suegra, vaya con Dios, y yo, con su hija.

Claramente, tienen una fijación con lo maternal:

Mami, no muevas tanto la cuna que despiertas al niño.

 

Además, ¡hasta usar temas médicos es recurrente!

¡Quién fuese bizco para verte dos veces!

Ó, más cursi…

Ahora puedo quedar ciego, pues he visto lo más bello de este mundo.

Y finalmente,

Estás como me lo recetó el médico. Que alguien por favor controle a ese profesional y los tratamientos que recomienda.

 

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