1.
Que el camión del tapicero se convierta en el despertador del fin de semana o el de la siesta de la tarde.
2.
Salir de Almería y tener que explicar que es un “legañoso”, un “acerico” o para qué sirve el verbo “cucha”, por ejemplo.
3.
Que imiten nuestro acento y nuestro vocabulario con palabras y expresiones de otras provincias andaluzas. Evidentemente un onubense, un cordobés o un gaditano, entre otros, y un almeriense no hablan igual ya que nos separan unos cuantos kilómetros que habría que considerar.
4.
Que alguien de fuera nos pregunte cuál es el mejor bar de toda Almería para ir de tapas.
5.
Que alguien de fuera nos pregunte cuál es la mejor playa de toda la provincia.
6.
Que alguien de fuera nos pregunte qué hacer o qué visitar en Almería.
7.
Que en el mapa del tiempo anuncien precipitaciones en Almería sin tener en cuenta que desde Sierra Alhamilla hacia abajo tenemos implantado un techo imaginario e invisible que repele la lluvia.
8.
Querer ir a Murcia en tren.
9.
Ir a Madrid en el Talgo con prisas.