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4 bellísimos lugares en Uruguay que (aún) no hemos invadido los argentinos

by Lorena Prado 17 May 2015

Tal vez en algún momento escuchaste nombrar: Sierra de las Ánimas, Nueva Helvécia (Colonia Suiza), Mercedes, San Gregorio de Polanco. Pero nunca se te ocurrió cambiar el itinerario de las vacaciones para hacer algo distinto. Estos son, probablemente, cuatro de las mejores opciones que te van a sorprender cuando visites Uruguay. Cuatro lugares maravillosos que todavía (todavía) no hemos invadido los argentinos…

Mercedes

Rambla, río, jazz. Una vez al año, las pequeñas calles de estilo colonial de la ciudad, se visten de música. En las ventanas de tinte antiguo (esas de marcos altos y rejas bajas, casi abalconadas) cuelgan teclas de piano hechas en goma eva. Notas musicales, saxos y trompetas de tamaños gigantes cubren puertas, postes, o se suspende en lo alto de uno de los cruces de calles, anuncian el evento anual de Jazz a la Calle. Una propuesta que demuestra que la música no sabe de edades; están todos invitados: familia, amigos, el perro bobi, todos.

Sierra de las Ánimas

Trekking, naturaleza, camping, piletones de agua. Difícil de creer, pero esta sierra tiene origen volcánico (siendo que la superficie del Uruguay se encuentra prácticamente en el medio de la placa de Sudamérica). Hoy es una reserva de pozos de agua azul y una de las experiencias más rústicas y agreste que se puede encontrar en Uruguay. La Sierra de las Ánimas -al este del Uruguay, en el Departamento de Maldonado- es un paseo a cielo abierto con un circuito de siete horas y dos paradas: El Cañadón de los Espejos y el Cerro de las Ánimas. El primero es una serie de saltos de agua cristalina, que se nutren de las lluvias (por eso es recomendable ir luego de alguna tormentita), algo así como una sorpresa escondida al final del camino, un oasis. El segundo es el mirador del cerro, una vista panorámica al verde intenso de clima húmedo que caracteriza al paisito. No hay duda que es un destino para los que amamos la naturaleza. No todo es “Punta del Este”, “noche” y “playa panza para arriba”: en el este del Uruguay hay que largar el sedentarismo y empezar a incursionar en el senderismo, ¡vamos argentinos!.

Nueva Helvecia (La Colonia Suiza)

Queso, Tannat y descanso. A pocos kilómetros de la tan visitada Colonia del Sacramento, se encuentra esta ciudad de herencia suiza. Resulta muy curiosa su arquitectura y jardinería. Todos los edificio cuentan con escudos hevélticos pertenecientes a cantones suizos, de donde fueron sus primeros habitantes. Este un destino distinto y más lujoso que los anteriores. Se puede pasar el día en el hotel Nirvana y comer sus famosas fondeuos, ya que si de algo saben los suizos, es de queso. Muchos argentinos cruzan por el fin de semana hasta Colonia, para cambiar no estaría nada mal pasar por la ciudad del Queso Colonia (de los más ricos del Uruguay).

San Gregorio de Polanco

Arte, tranquilidad, río, siesta y mate. San Gregorio de Polanco, debe ser uno de los mejores secretos guardados después de Cabo Polonio. En la entrada al pueblo hay un cartel que dice:

Baje la velocidad, usted está entrando al paraíso.

No miente. Polanco, en Tacuarembó, es un pueblo de a penas 4000 habitantes que hace la siesta con las puertas abiertas. Caminando por sus calles anchas se respira tranquilidad. El verdulero de la cuadra saluda atento a todos los transeúntes locales o turistas, acá no se le niega el buen día a nadie. La calle principal atraviesa el pueblo hasta la entrada del camping, que a su vez se encuentra a las orillas del Río Negro sobre el cual descansa el sol cada atardecer. Tierra que supieron caminar los indígenas originarios. Hoy San Gregorio de Polanco es conocido por su Museo Abierto de Arte Iberoamericano. Todos los veranos se inauguran calles, veredas y paredes de los vecinos con murales pintados por artistas locales e invitados. San Gregorio está a tan solo 350 kilómetros de Montevideo, menos que la distancia Buenos Aires – Mar del Plata. Tiene playa, tranquilidad y un ambiente familiar, no sé por qué los argentinos seguimos amontonándonos en la costa frenética, en vez de escaparnos a este paraíso tan bien conformado.

Qué bien estás San Gregorio
de azules aguas rodeado,
bajo estos cielos profundos
en medio del suelo patrio.

 

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