6 situaciones incomprensibles que toda mujer que viaja sola tiene que aguantar

by Sonsoles Lozano 15 May 2017

1. Que algunas personas sientan pena por ti

Pena porque vas a descubrir mundo, a hacerte más valiente e independiente, a enriquecer tu vida y a aprender un montón de cosas. Pena, penica, ay… Ah, no, que es porque… ¿vas sola? ¿no te da miedo? ¿es que que no tienes a nadie con quien ir? Claro, como no tienes novio… A ver, puedo decirlo más alto, pero no más claro. Viajo sola porque me da la gana, porque lo decido libremente, porque superé mis miedos absurdos, porque el apego es esclavo y porque hace tiempo que descubrí que es una de las experiencias más ricas que existen en la vida.

2. Que te pregunten si no tienes miedo a que te violen, asalten, maten o metan droga en las bragas (entre otros peligros)

Mira, si me hubiese quedado parada por todos los peligros de los que te advierten antes de salir o escuchando ese vómito de terrores que es la televisión, no hubiera nunca ido ni a la vuelta de la esquina. Ni caso, con el tiempo te das cuenta que el mundo está lleno de robasueños profesionales, y a muchos de ellos incluso los llamabas amig@s hasta hace bien poco.

3. Que todo el mundo quiera cuidarte, guiarte y protegerte

No vaya a ser que te pierdas sola, porque eres tonta, o vayas a morir de miedo en cualquier esquina. Porque siendo mujer ya se sabe… Pues no, no lo sé. Para mí el tener siempre a alguien encima es sinónimo de sentirme invadida en mi espacio. No te preocupes, aún siendo sexo débil te aseguro que puedo encontrar la playa sin tu ayuda y tirarme en tirolina, o dormir a pierna suelta sin ningún ápice de miedo en mi hostel. Respeta mi espacio, quiero relajarme. Gracias.

4. Que te sea más fácil encontrar un lugar para dormir

Viajando como chica sola es infinitamente más fácil conseguir lugar donde dormir y, por supuesto, que las familias te inviten a casa o a comer con ellos. También te cuidan más, se preocupan más por que llegues a destino. La solidaridad femenina es palpable allá por donde vayas y… Pero ¿no es un poco contradictorio con el punto anterior? Sí, mucho. Bueno, ser mujer siempre fue complejo, confuso y fascinante. Aprovéchalo.

5. Que te pregunten todo el rato por tu estado civil y cargas familiares

¿Estás casada? ¿Viajas sin marido? ¿Tienes hijos? Con caras de curiosidad, recelo, suspicacia, incluso malicia. Esto depende mucho del país, claro, pero en la gran mayoría del mundo el papel de la mujer como animal de compañía y/o vaca reproductora sigue estando insertado en la conciencia colectiva. Puedes optar por crear un debate estéril —en la mayoría de los casos— o hacerlo fácil: «mi marido murió, o me dejó, o no pude tener hijos… una desgracia». Cualquier cosa.

6. Si viajas chica con chica, que os pregunten si sois amigas o hermanas

Mira, un consejo: te metes el feminismo en el bolsillo un rato y dices que sois hermanas y que dormís juntas desde pequeñas. Será mucho más fácil para tod@s. Confía en mí, no merece la pena. ¡Disfruta del viaje!