Paraguay es un misterio. Una isla entre Brasil, Argentina y Bolivia que todavía no ha despertado el interés de la mayoría de los que viajan por América Latina. Sin embargo, Paraguay tiene muchas cosas que descubrir: desde la hospitalidad de sus gentes a su naturaleza a la vez salvaje y en peligro, desde sus peculiaridades gastronómicas a sus estructuras sociales; desde sus anécdotas y personajes históricos hasta sus tradiciones más arraigadas.
1. El agua es su mayor riqueza natural
Cientos de saltos (el país hace frontera con las cataratas de Iguazú, una de las siete maravillas naturales del mundo), ríos caudalosos, pantanos y humedales, forman su hidrografía y abastecen a todo el país. Algunos de sus paisajes hídricos más bellos son el Salto Monday (en Ciudad del Este), el Salto Karapá (en el interior de la reserva Mbaracayú), el Salto Guairá (que hace frontera con Brasil) o las dunas de San Damián y San Cosme (en la frontera con Argentina). No es de extrañar que con tantos recursos hídricos compartidos, el uso de la fuerza del agua se haya convertido en un problema gubernamental, en especial para la represa Yacyretá, que comparten con Argentina y cuyo manejo está provocando fuertes quejas sociales.
2. Es el único país en el que personas no nativas han adoptado una de sus lenguas indígenas como lengua oficial del Estado
Se trata del guaraní. Se acostumbra a usar mezclado con el español, en una variante llamada «yopará». En Paraguay existen más de 500 etnias distintas, pertenecientes a cinco grupos lingüísticos, y algunas de ellas todavía viven sin contacto con el mundo exterior.
3. Su gran amenaza: la deforestación
Uno de los principales problemas del Paraguay es la deforestación. Alrededor de un 90% de sus paisajes ahora son monocultivos de soja, trigo y pasturas para el ganado. En el ranking mundial, Paraguay se encuentra entre los cinco países más deforestados, y en el que más bosques ha talado de América Latina en los últimos 25 años, especialmente del segundo pulmón de Latinoamérica: el Chaco. Para concienciar sobre la importancia de los bosques, hay iniciativas como la de la ONG A todo pulmón, que premia cada año a los árboles nativos de mayores dimensiones en su proyecto «Colosos».
4. Es el paraíso de las falsificaciones
Ciudad del Este, segundo núcleo urbano del Paraguay y puerta de entrada al país por la triple frontera con Brasil y Argentina, es el shopping de falsificaciones más grande de América Latina. Aquí se pueden encontrar desde cigarrillos de contrabando hasta piezas para coches, desde objetos delicatessen hasta centros comerciales llenos de juguetes, desde vestidos de novia de las firmas más lujosas hasta empanadillas chinas y chocolates suizos.
5. Aquí se ocultó Josef Mengele
El «Ángel de la muerte» o Josef Mengele, el médico nazi que decidía qué presos de los campos de exterminio morían en la cámara de gas y cuáles formarían parte de sus truculentos experimentos, se escondió durante los años 60 en Hohenau, una colonia alemana (de las muchas que hay en el país), donde era conocido como el doctor Fritz. El dictador Alfredo Stroessner, hijo de inmigrantes bávaros, lo protegía.
6. Es el país de las madres solteras
Antes de 1865, Paraguay era un Estado próspero, donde se entregaba gratuitamente alimentos a la población de las tierras del Gobierno, pero en este año Argentina, Brasil y Uruguay (la Triple Alianza) atacan Paraguay y diezman no solo su territorio (que se redujo a prácticamente la mitad de lo que era) sino sobre todo a su población. Este conflicto fue el más mortífero de la historia de América Latina y dejó el país prácticamente sin hombres. A partir de entonces, se dio un matriarcado en el que la poligamia fue práctica habitual. En la sociedad de hoy en día todavía quedan rastros de aquello: más del 60% de los recién nacidos solo llevan el apellido de la madre. En la mente popular, la infidelidad y el desentenderse de la paternidad están aún muy arraigados. Quizá por eso en Paraguay nacen más niños que en cualquier otro país de América del Sur.
7. Su gastronomía es peculiar, pero deliciosa
Uno de los espacios más divertidos de la cultura paraguaya es el de la comida: frente al consabido asado (tradición dominical que comparte con Uruguay y Argentina), otros alimentos nutren su cocina con humor: la sopa paraguaya es sólida (un pastel de maíz amarillo con cebolla y queso), las empanadas se comen dentro de un pan y la yerba mate se quema con carbón y azúcar para producir una de sus bebidas más ricas: el cocido. Eso, sin olvidar el tereré, yerba mate en frío, presente en cada día en cada casa, siempre con remedios (yuyos o hierbas) de todo tipo.