1. La importancia de lo bonito.
Caminando por las calles de Tokio me encontré con un camioncito muy peculiar: por el frente estaba caracterizado como un perrito, estaba limpísimo y pintado en tonos pastel, a su paso sonaba una musiquita coqueta y por las bocinas se escuchaba una voz que quién sabe qué decía, pero se escuchaba de lo más amable. ¡Era el camión de la basura! En México este mismo camión parece salido de una película de Mad Max y puedes olerlo antes de verlo a la distancia… y jamás ha estado caracterizado como un perrito. Parecen diferencias muy tontas, pero una ciudad bonita es más disfrutable y participar en su mantenimiento se vuelve más fácil. Y no es un cambio tan complicado, ¿o sí?