Amsterdam es reconocida por sus “coffee shops». Aquí hay siete de los mejores.
Yo ya me retiré y mis colegas «investigadores» están fumando también su último porro. Ellos tampoco dan más. Hay un límite en la cantidad de marihuana que podés fumar en un día.
Saco mi cuadernito de notas y tratamos de acordar opiniones sobre este coffee shop. Luego de algunas pausas largas nos damos por vencidos, ordenamos un trago y empezamos a armar otro porro. Supongo que no existe algo como demasiados porros.