1. Despertar de madrugada sin saber qué diablos está pasando.
No, allá no pasa el señor de los tamales ni el de “ los colchones, tambores, refrigeradores (…), o algo de fierro viejo que vendan”. Como en todos los países musulmanes, en Marruecos se avisa -con un increíble canto- que es tiempo de orar, y la primera llamada es justo antes de que salga el sol. Pero no se preocupen, el ‘aḏān’, como se le conoce al canto, es lo más mágico e increíble que escucharán en su vida. Después de un tiempo, aunque no entiendan árabe, terminarán amándolo.