1. Alguna vez te curó contra el mal de ojo.
Las madres oaxaqueñas siempre tienen un remedio casero para cualquier malestar que tengas o que puedas llegar a tener. ¿Nunca te dio mal de ojo? Seguro que sí y tú mamá te pasó un huevo por todo el cuerpo para luego romperlo dentro de un vaso, ver qué tonalidad tenía y así saber que tan mala vibra tenías dentro. ¡Y sólo de pasar por ese dichoso ritual te sentías mucho mejor!