De otra manera te será imposible entender algunas frases hechas, entender qué debes hacer cuando te pidan que los alargues a la playa o qué pasarles cuando te pidan el güarrito. Son solo dos ejemplos, pero son tantas las palabras locales que mejor elige una edición de bolsillo para llevarla ahí, precisamente.
Nos explicamos. Aquí el sol brilla gran parte del año (a veces, todo el año), pero cuando llega el otoño y sufrimos el primer día refrescante, aparecen las mangas largas, los jerseys, la lana, hasta los plumones. Y cuando en marzo pica el sol, pica cualquier día, vuelven las chanclas, las camisetas y los bikinis. Da igual que al día siguiente nieve en la sierra: la temporada de verano ha comenzado. Así que atento a la agencia estatal de meteorología para poder seguir la moda de tus amigos y amigas de Málaga.
¿Una caña en La Tranca? ¿Un vino en la Casa del Guardia? ¿Una copa en el Galerna? ¿Mejor un campero en el Mafalda? ¿O unas tapas en el Wendy Gamba? ¿Probamos lo nuevo de Taberna García? ¿Un espeto en El Palo? ¿Nos cuidamos con los productos ecológicos del restaurante Astrid? ¿Nos lanzamos a algún sitio con estrella Michelín? ¿Probamos la nueva carta de La Revuelta? ¿Y si vamos a Muelle Uno? ¿Cocina mexicana en el Tepito? ¿Griega, italiana, francesa? Las opciones gastronómicas son tantas en esta ciudad (y su provincia) que a veces la noche se acabará sin haber tomado una decisión y con mucha hambre.
Entre tus amigos habrá quien ame la Semana Santa y quien no sepa reconocer ni una de las imágenes que se procesionan. Habrá quien vaya a la Rosaleda cada domingo a ver el fútbol, quien acuda a ver al Unicaja de Baloncesto o quien tenga pánico al deporte. Habrá quien viva en la playa aprovechando cada minuto de sol y quien no se bañe jamás. Quien crea que el Festival de Cine es lo mejor que le ha pasado a la ciudad y quien diga que es solo postureo. Lejos de ser un problema, tú aprovecha: siempre habrá alguien para hacer planes.
Nada de sentir pasión por actrices o actores de cine, por bandas musicales, por futbolistas o chef con estrella. Aquí Chiquito de la Calzada es el jefe, Dani Rovira una referencia y Antonio Banderas una leyenda. Así que cuando te cruces alguna vez por la calle con ellos —que todo puede pasar— será como una anunciación. Y tus amigos malaguitas te venerarán si tienes una foto con ellos.
Con él es difícil situarse. Que si ha cambiado la historia del arte, que si el cubismo es el no va más, que si tiene sangre malagueña, que si sólo vivió aquí unos años en su infancia y nunca volvió, que si era misógino, que si… La dicotomía picassiana te perseguirá en cualquier conversación con tus amistades malagueñas sobre el pintor, así que igual omítelas: nunca llegaréis a acuerdo ni aplicando el artículo 155.
Málaga es una ciudad cosmopolita y diversa. A unos se les llama inmigrantes, a otros extranjeros y también hay guiris, pero lo que tienen en común es que proceden de otros países y que, muchos de ellos, llevan toda la vida aquí. Por eso, entre tus amigos malagueños siempre habrá algún rubio muy rubio, algún asiático o personas de diferentes matices de color. Lo más divertido es cuando veas el acentazo malagueño que portan. ¡Con ellos tendrás que decir adiós a los prejuicios y los estereotipos!
En Málaga, el exagerado nace, no se hace. La exageración se lleva en el ADN y, por eso, cualquier anécdota llevará un buen rato; más si va acompañada de vinos o cervezas. Acuérdate del diccionario para entender todo el relato. En caso contrario, perderá gracia. 