Una no se da cuenta hasta que conoce a hispanohablantes de otros países y estos se lo hacen saber: los españoles somos terriblemente malhablados. Si usásemos la ya odiada y con una magistral cuenta de Twitter expresión, diríamos que somos «malhablados no, lo siguiente». En la susodicha cuenta de Twitter nos dirían que lo siguiente a malhablados es fatalhablados. Eso somos.
Y, aun así, a veces sentimos la necesidad de cortarnos un poco y usar eufemismos. Porque hay niños delante, porque estamos hablando con nuestros padres y una fuerza extraña nos prohibe usar palabras malsonantes con ellos aunque tengamos 30 años, porque queremos expresar nuestro enfado o indignación pero sabemos que el contexto no es el adecuado,… Las razones son miles y nuestros eufemismos se basan simplemente en corregir el taco a mitad de palabra. Así es cómo hablar español con un niño, con un progenitor o si eres un dibujo animado de los años 80.