Photo: Julia Zavalishina/Shutterstock

9 expresiones que reflejan el lado más animal de los mexicanos

México
by Rulo Luna Ramos 21 Jul 2017

En México queremos mucho a los animales y lo reflejamos en nuestras expresiones cotidianas. La mayoría de ellas tienen sentidos bastante crípticos, pero eso es parte de su encanto. Estas son algunas expresiones en las que los animales aportan toda la onda. ¿Conoces algunas más?

 

1. Una manita de gato

Nótese que no hablamos de una garra ni de una pata, sino de una manita. Y aunque los gatos no tienen manos como tal, el diminutivo es una manera muy felina de decir que algo o alguien necesita de un arreglo, probablemente de carácter estético, y rápido. Nos damos una manita de gato para salir de fiesta, antes de conocer a los suegros o para la foto de Tinder. Y ya que estamos en extremidades de animales domésticos…


2. Pata de perro

Anda de pata de perro el nómada, el vago y hasta el viajero. Ser o andar asociado con esta extremidad es sinónimo de no poder quedarse quieto, independientemente del contexto espacial y temporal. Así, el chamaco que no llega a su casa rápido después de salir de la secundaria, ese amigo tuyo que anda dando el rol por Asia y tu prima la que trabaja en un crucero tienen algo en común, andan de pata de perro.   

 

3. Hacer el oso

Expresión un tanto anacrónica, pero con locuciones modernas que han permitido su sobrevivencia, como en el caso de “oso mil, güey”. El chiste es que el pobre oso ha quedado históricamente equiparado al ridículo. Hace el oso el que se cae bailando la víbora de la mar, el chavito al que le gana la pipí en la primaria y el que no se sabe estacionar de reversa.

 

4. El mal del puerco

Típico malestar godín que aflora después de visitar la fonda de confianza y antes de tener que regresar a la oficina. Se caracteriza por el abdomen abultado, la mirada perdida y las ganas de entrar en los terruños de Morfeo de manera prematura. Nótese que el “mal” sólo se entiende en el contexto en el cual es imposible tirarse a reposar la comilona y uno se ve obligado a continuar sus labores cotidianas aún con el sopor consecuencia de haber pedido dos guisados.  

 

5. El perro de las dos tortas

Quedarse como el perro de las dos tortas suena bastante bien. ¿A quién no le gustaría tener dos tortas? El problema es que la expresión asume que conoces la historia del susodicho perro, que un buen día andaba feliz con su torta (nadie sabe de dónde la sacó) hasta que se encontró con su reflejo en un río y, cabrón como sólo ese perro era, quiso quitarle a su imagen reflejada la otra torta. Lo demás es pura tristeza canina. Ya saben, si ya consiguieron una torta, cómansela y dejen de estar chingando al prójimo.   

 

6. El ranazo y el gatazo

Aunque un sufijo aumentativo suele tener un significado predecible, siempre tenemos excepciones. Ni el ranazo ni el gatazo hacen alusión a lo que nos podríamos imaginar. No pensemos en encuentros súbitos con ninguno de estos animales ni en gatos o ranas de tamaños descomunales. El ranazo hace referencia a un madrazo, sin importar que un anfibio haya sido o no el origen de la desgracia, y generalmente implica la interacción del sujeto con el suelo. El gatazo hace alusión a arreglar algo con la intención de que se vea mejor de lo que es, como cuando no se bañan, pero se echan un montón de perfume o cuando arreglan el largo de sus pantalones con seguritos en lugar de mandarlos al sastre… gatazos más, gatazos menos.  

 

7. La manita de puerco

Tormento muy socorrido entre los prepúberes y aquellos que gustan del dolor físico. Hacerle “manita de puerco” a alguien implica, simplemente, torcerle el brazo. ¿Qué tiene que ver una llave en el brazo con un puerquito? ¿Y por qué tenemos la fijación de decirle manita a todo? Los invito a reflexionar al respecto.

 

8. El burro que tocó la flauta

“Como el burro que tocó la flauta” es una expresión que asume que podemos encontrar resultados positivos aún cuando no tenemos la menor idea de lo que estamos haciendo. También se asume que si un burro y una flauta interactúan por suficiente tiempo, eventualmente se conjugarán en un espectáculo musical, cosa de la que aún tengo mis dudas.

 

9. Llevar gallo

Bonita tradición mexicana que nada tiene que ver con aves de corral. Llevar gallo hace referencia a una serenata. Estos desplantes de romanticismo suelen ocurrir a altas horas de la noche, compitiendo con los gallos por el escándalo en medio de la noche. Nótese que “llevarle gallo” a alguien, es una forma bastante original de “tirarle los perros” al susodicho o la susodicha.