Cuando se trata de echar el taco en la calle, tenemos hábitos peculiares que funcionan igual a una especie de reglas no dichas, pero asumidas como parte de un ritual gastronómico. Si tu corazón se acelera cuando alguien sugiere ir por unos tacos, seguramente te identificarás con las siguientes situaciones.
1. Nunca perdemos de vista nuestro objetivo.
En una taquería callejera podremos darle la espalda a los coches que pasan rozándonos la espalda, pero nunca perdemos de vista al taquero. Siempre comemos de pie frente al puesto, porque el hecho de comer tacos no solo es una experiencia gustativa, sino auditiva y visual. Nos encanta ver la destreza con la que se despachan los tacos, las minucias de su preparación y todo lo que pasa en ese reducido espacio iluminado por un par de focos incandescentes.