1. El mandado antes de la comida
La penitencia de todos aquellos metiches que alguna vez nos metimos a la cocina a cuestionar a qué hora iba a estar lista la comida. Lo que para ti era una simple pregunta, para tu madre —o para cualquier otro estandarte de autoridad que anduviera por ahí— era el signo inequívoco de que nada más estabas perdiendo el tiempo. Acto seguido, te ponían unos pesos en la mano y te mandaban por las tortillas, por los refrescos o por una ramita de cilantro con la consigna de no gastarte todo el cambio en las maquinitas de la esquina.