Se dice que en el lago que rodeaba a la gran Tenochtitlan existía un ser que devoraba a los hombres. Tenía forma de perro, pelo corto, orejas puntiagudas, un cuerpo liso y una cola negra con una mano. Su nombre era Ahuizotl.
Hay quienes dicen que su tamaño era el de un perro, y quienes aseguran que era mucho mayor, pero todas las investigaciones coinciden en que era el terror de los pescadores.