Photo: Natallia Mikulich/Shutterstock

Por qué el arcoíris se ha convertido en el símbolo de la esperanza de la cuarentena

by Ana Bulnes 23 Apr 2020

Vimos cómo se acercaba poco a poco, creyendo que iba a cámara lenta. Como una ola que se va formando a nuestras espaldas y cuya sombra reconocemos como amenaza cuando ya es demasiado tarde, el agua cayó sobre nosotros también. De pronto ya no eran solo los italianos los que dibujaban arcoíris contra el coronavirus y los pegaban en sus ventanas. De pronto estábamos también nosotros encerrados en casa haciendo dibujos.

El arcoíris se ha convertido en una especie de símbolo en el mundo occidental de la lucha o la resistencia contra el coronavirus. O, mejor, porque lo de usar metáforas bélicas es cansino y poco acertado, un símbolo de esperanza desde el confinamiento. Una señal a vecinos y viandantes (los pocos que hay) de que estamos aquí dentro. De que seguimos existiendo aunque no nos veamos.

Pero ¿por qué un arcoíris? ¿hay una historia detrás de esto?

Es fácil entender la simbología si pensamos un poco: el arcoíris es algo muy bello que aparece en el cielo cuando sale el sol después de la lluvia, una especie de premio, algo que nos maravilla porque parece mágico e irreal. Dibujar y llenarlo todo de arcoíris es una forma de proyectar la esperanza: estamos en pleno monzón, pero al final saldrá el arcoíris. O, como bien sabe Alejandro Sanz (perdonadme por esto, no me he podido resistir), «después de la tormenta siempre llega la calma».

Pero hay más. Durante el confinamiento en Wuhan, los vecinos no colgaron en sus ventanas arcoíris. Sus muestras de solidaridad y su forma de darse ánimos a sí mismos fue corear desde sus ventanas, todos a la vez, «Wuhan, jiayou!». Jiayou significa literalmente algo como ‘añade gasolina’, pero también, de forma figurada, ‘¡ánimo!’ o ‘¡vamos!’. Es una especie de grito de guerra que se oye con frecuencia, por ejemplo, en competiciones deportivas.

Lo de los arcoíris es cosa de Italia. Y viene de lejos.

En Italia desde 1961


La bandera con los colores del arcoíris (parecida a la bandera del colectivo LGBTQ+, pero con los colores en otro orden) se usó por primera vez en Italia en 1961. Allí es la bandera de la paz y es común que, además de la bandera, aparezca la palabra pace (‘paz’) escrita sobre los colores. En 1961 se empezó a usar en el contexto de las manifestaciones contra las armas nucleares. Más tarde, en 2002, llegó a los balcones. El movimiento pace da tutti i balconi (‘paz desde todos los balcones’) fue una campaña popular con la que los italianos protestaban contra la guerra de Irak mostrando su oposición colocando la bandera en los balcones.

Andrà tutto bene: la bandera de los niños

Avanzamos unos años más en la historia y nos ponemos en 2020. La bandera arcobaleno vuelve a los balcones italianos, pero con otro mensaje, otra intención, otro diseño y otros creadores: en vez de usar únicamente los colores del arcoíris, los nuevos carteles que se ven en las ventanas tienen directamente el arcoíris dibujado. El mensaje no es de paz, sino de esperanza: escriben andrà tutto bene (‘todo saldrá bien’) y se adivina enseguida quién ha sido el autor o la autora de la pequeña obra de arte. Los niños.

La iniciativa, que se ha ido extendiendo por otros países conforme iban entrando en confinamiento, fue de unas madres de Bari, en Puglia, según informa The Guardian, y la lanzaron a través de Facebook. La actividad de dibujar y colgar el arcoíris con el mensaje optimista, dicen los psicólogos, ayuda a los niños y a las niñas a llevar mejor la situación. Es un mensaje de amor hacia sus abuelos y una forma de saber en qué otras casas hay niños que, como ellos, tampoco están yendo al colegio.

Estas son algunas imágenes de carteles por todo el mundo:

En Milán (Italia):

En Illinois (Estados Unidos):

En Hull (Reino Unido):

En Londres (Reino Unido):

En Bogotá (Colombia):

En Trujillo (España):

En Madrid (España):

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