El crecimiento del arte urbano ecuatoriano en 15 imágenes: entre la autonomía y las regulaciones
A partir de 2006, el arte urbano empezó a desarrollarse con mayor fuerza en Ecuador. Ese año vio el nacimiento del hoy desaparecido colectivo de esténcil Dementzia y también del colectivo de arte urbano Friks, hoy FNMS. Junto a estos proyectos germinales, hubo influencia de las escenas de street art de otros países sudamericanos, que para ese entonces llevaban más camino recorrido, como Colombia, Perú y Chile.
Del arte urbano ecuatoriano, tal vez su sello característico sea la variedad: hay estilos muy marcados entre quienes pintan y ninguna cosa se parece a otra. La efervescencia del street art es tal que hay muros de gran calidad y complejidad, y algunos artistas locales han sido invitados a pintar al extranjero, por la constancia y consistencia de sus trabajos.
Desde 2006, escribo y fotografío sobre graffiti y arte urbano. Comencé en Costa Rica, y desde 2011 lo hago en Ecuador, donde resido. He podido observar un desarrollo que pasa por la autogestión, la creatividad y el esfuerzo cotidiano por sacar adelante un muro. También he visto intentos de institucionalizar y “regular” una práctica cuyo origen y razón de ser es la calle, en la que las regulaciones no se entienden muy bien con individuos autónomos y diversos hacedores de arte urbano.
Últimamente ya no se perciben tantas pintadas en las calles ecuatorianas: se renuevan menos los muros y hay un ambiente enrarecido en las ciudades, principalmente en la capital. Tal vez este cambio se pueda asociar con una serie de regulaciones. En Quito, se ha endurecido la aplicación de las ordenanzas municipales #282 y #332, que implican multas de hasta $1000 dólares para quien sea encontrado pintando sin autorización del Municipio. Antes de 2012 bastaba con la autorización verbal del vecino dueño de la casa o local para poder pintar. En el presente, además, hay que pedir permiso al Municipio, pues según esta institución las fachadas de las propiedades privadas le pertenecen.
Además, la creación del nuevo Código Orgánico Integral Penal en 2014 afecta a quienes hacen arte urbano en la totalidad del país, pues en el artículo #393 se estipula la penalización hasta con cinco días de cárcel a quien esté pintando en las calles sin autorización. Esto puede ser una oportunidad o un reto para todos aquellos que pintan en las distintas ciudades. Quizás el endurecimiento de las leyes sea un aliciente para repensar y crear nuevas formas de intervenir el espacio público… Solo el tiempo lo dirá.
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Nota: agradecemos a Apitatán por su colaboración en la producción de este artículo.
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