El camino al paraíso está empedrado con casualidades.
El año nos había embadurnado con ojeras y frustración y ganas de no sólo irnos de vacaciones sino de renacer. Pero no encontrábamos dónde. Todos los lugares a los que queríamos viajar nos resultaban caros o carísimos. Fue entonces cuando apareció.
Estaba perdido, enterrado y olvidado en la carpeta de spam. Un mail agitaba la bandera de una oferta lanzamiento de pasajes aéreos a Galápagos. Eran baratos… irrepetiblemente baratos. Sacamos pasaje.