Mi querida Ciudad de México:
Te escribo, amiga, para decirte que hoy, más que nunca, estás en mi corazón y en mis plegarias. Hemos pasado muchas aventuras juntas: me has visto pasear por tus callecitas coloridas buscando las respuestas que necesitaba mi corazón, has sentido mis pasos lentos y desencantados bajo la lluvia de agosto, me has oído reír a carcajadas en tus mercados y has sido la causa de algunos de los encuentros más importantes de mi vida. Aunque estemos separadas, vuelves a mí cada día como un colibrí a la flor.