Crédito: Juan Carlos Piña

¿Sabes qué secretos guarda Las Maravillas, en el estado de Querétaro?

Querétaro
by Juan Carlos Piña 21 Jun 2019

“Despacio los próximos 8 kilómetros”, dice una señal… Y es que los caminos serranos transcurren de manera inconfundible: sinuosos, bachudos, bajo un cielo abismalmente azul y justo entre el profundo verdor del monte. Cada metro del cadencioso recorrido es un deleite, y más aún cuando conducen a lugares mágicos, repletos de maravillas.

Llegando a la pequeñísima comunidad de Maravillas, Querétaro, hay que bajar por la empinada calle principal hasta donde ésta no da más, ahí se deja el auto y se pacta con un mini-guía para iniciar la caminata. Entre gallinas y guajolotes aparece la vereda que lleva hasta las cascadas. Son aproximadamente 30 minutos por un sendero descendente, que se interna en el bosque y que a cada paso se vuelve más húmedo y angosto.

Hay que llegar temprano, pues el sol se oculta por detrás del monte que alberga las cascadas y pasadas las 5 casi no hay luz directa.

Conforme avanzamos el sonido del agua se hace más y más fuerte y, efectivamente, 30 minutos después aparece la majestuosa primera maravilla: una cascada de 30 metros de altura que se desliza elegante pero imponente, sobre una roca cóncava que le sirve de transporte. Casi todas las cascadas cambian su forma de acuerdo a la época del año, y ésta no es la excepción, aunque hoy en día se ha vuelto impredecible; el cambio climático y la sobreexplotación de ríos hacen que la abundancia de agua ya no se pueda predecir con la precisión de antaño.

Cuentan los lugareños que en épocas otoñales la cascada deja de ser un velo que acaricia las piedras y se convierte en un sifón de agua que salta hasta conectarse con la segunda maravilla, formando una gran cascada de más de 60 metros de altura. La segunda maravilla tiene aproximadamente 15 metros de altura y termina en una apacible poza color turquesa que se dispersa en varias mini-cascadas hasta formar el torrente que alimenta la tercera maravilla, una cascada de apenas 5 metros que culmina en una apetecible y suficientemente profunda poza azul que invita a los clavados.

En la tercera cascada terminan los senderos, pero los más intrépidos pueden seguir el cauce del río y descubrir paisajes bellísimos repletos de pozas y pequeñas cañadas.

Al atardecer tomamos otro sendero, aquel que lleva a la parte alta del monte, donde nacen las cascadas y la tierra es llana. No hay servicio alguno, pero sí el espacio suficiente para varias tiendas de campaña y un río bastante apacible que nutre con tremenda fuerza, una por una, a las tres maravillas.