Mi primer cementerio, ese que me hizo verlos como un lugar más que visitar al viajar, fue el segundo de esta lista, el de Vyšehrad en Praga. No recuerdo la primera vez que fui, pero sí que me encantaba subir a hacer fotos de estatuas y que llevaba allí a todas mis visitas. Diría, de hecho, que es mi rincón preferido de Praga.
Europa está llena de cementerios impresionantes y bonitos, y desde entonces intento siempre visitarlos. Me gustan sobre todo en otoño e invierno, cuando el tiempo encaja con lo que esperamos de un cementerio. En primavera y en verano, con tanta luz y flores, hay una alegría extraña que a mí me choca, pero como veremos en esta lista hay cementerios alegres y cementerios para el placer.