Hay una parte de ti que estaba deseando volver: tu cama, tu ducha, tu almohada, tu cocina… Deseas volver pero manteniendo ese subidón, ese extra de energía que el viaje te ha dado, esa amplitud mental y ensanchamiento del alma que has conseguido. Te prometes a ti mismo que vas a mantener esa sensación como oro en paño… pero es una ilusión. A los pocos días la rutina te come la ilusión, y los compromisos laborales y familiares te hacen querer salir de nuevo corriendo. Es entonces cuando el entusiasmo extremo da paso al siguiente estado: la bajona. Y la bajona no perdona. Eso es así.
Lo más importante del proceso, como en cualquier proceso, es entender qué estamos sintiendo. Comprendiendo nuestros procesos y aplicando un poquito de gestión emocional, todo se transforma en algo bueno. En primer lugar, debemos entender en qué consiste esa “depresión”. Esa depresión tiene un nombre, se llama “choque cultural inverso” y, dependiendo de cuánto tiempo hayas estado fuera, más intensa será.
En mi caso, la he sentido en todo su esplendor tras vivir casi nueve años fuera de España, pero también se nota en estancias cortas. Estas son algunas cosas que puedes hacer para apaciguarla.
1. Lee sobre el choque cultural inverso
Busca información sobre este estado y lee sobre cómo superarlo —estás en este artículo, así que vas por el buen camino—. Te llevará algún tiempo volver a aclimatarte a tu lugar de origen, pero comprender que la depresión posterior al viaje es lo más normal del mundo te ayudará a superarla. Si viviste fuera una temporada como yo, piensa que si superaste el choque cultural inicial en tu país de acogida, también lo lograrás ahora en “casa”. Esto quizás sea lo más difícil para un viajero, pero se trata de tener paciencia y confiar.
2. Pon en práctica lo aprendido
Que ya no estés rodeado de gente de diferentes nacionalidades todo el rato no quiere decir que no puedas seguir practicando los idiomas que aprendiste o empapándote de su cultura.
Al volver a casa, hay muchas formas de mantenerte en contacto, desde leer noticias y textos en esos idiomas hasta ver las películas y series en su idioma original. En muchas ciudades, sobre todo con universidad, se hacen encuentros informales de intercambio de idiomas que se anuncian en internet o en las mismas universidades. Son ocasiones ideales no solo para no perder tus habilidades, sino para seguir conociendo gente nueva. En un intercambio de idiomas entre gente de diferentes nacionalidades siempre me teletransporto al ambiente de los hostels por unas horas.
3. Devolver
Dar como muestra de agradecimiento por lo que el mundo, la vida y nuestros viajes nos han dado siempre es un intercambio que nos hará ensanchar el alma y sentirnos de maravilla.
Una buena idea puede ser buscar un voluntariado algunas horas a la semana en tu ciudad o pueblo. Participar e involucrarte en tu comunidad local te ayudará a recuperar un sentido de conexión con la ciudad y las personas con las que interactúas a diario.
4. Explora tu entorno familiar
A estas alturas, ya deberías ser un profesional en esto de descubrir nuevos lugares geniales, ¿verdad? Seguro que has pasado mucho tiempo en el extranjero explorando barrios, haciendo excursiones a ciudades cercanas y aprendiendo todo sobre lo que hace que tu destino sea un sitio especial. En lugar de lamentarte por el hecho de que ya no estás allí, haz lo mismo en casa. Haz una excursión de un día para descubrir una nueva ciudad o un pueblecito, haz una ruta de senderismo desconocida o encuentra una actividad cultural para participar. Probablemente haya muchas cosas que nunca haya pensado descubrir sobre tu lugar de nacimiento.
Ver lo familiar y conocido con ojos de guiri viajero no tiene precio. Te sorprenderás de cómo, simplemente cambiando tu mirada, de repente todo cambia y logras encontrar mil matices desconocidos en esa esquina por la que pasaste durante años.
5. Conecta con otras personas
Una de las mejores maneras de superar esta depresión es estar cerca de otras personas. Aislarse puede hacer mucho más intensa tu tristeza post-viaje, así que sal y vuelve a conectarte con tus viejos amigos. Echa un vistazo a ese nuevo restaurante que abrieron mientras estabas fuera, sal a caminar o participa en un pasatiempo compartido. Y si la mayoría de tus amigos se han mudado desde que estabas en el extranjero: ¡encuentra nuevos! Busca eventos comunitarios, reuniones o actividades culturales donde puedas encontrar personas que compartan tus intereses
6. Planea el siguiente viaje
¡Haber empezado por ahí!, me diréis. Vale, sí. No quería comenzar por lo obvio, porque si algo no falla jamás para este estado, es empezar a planificar el siguiente viaje. Es cierto que esta es la “salida por la vía rápida”, una manera de escapar, no nos engañemos. Pero, se termine realizando el próximo viaje o no, el solo hecho de planificarlo nos proporciona un alivio tremendo en medio de ese estado confuso.
7. Prueba algo nuevo
Seguro que te volviste realmente un maestro en esto de salir de tu zona de confort y probar cosas nuevas cuando estabas viajando fuera, así que usa esas mismas habilidades en tu país de origen para no perder la soltura ni la motivación. Aprende cómo hacer ese pastel que te hizo tu anfitriona islandesa, encuentra talleres de cocina como a los que tanto te gustaba apuntarte en el extranjero, únete a un club de senderismo. No solo te distraerás momentáneamente de lo mucho que extrañas estar fuera, sino que también agregarás nuevas habilidades a tu repertorio.
8. Sé agradecido
Puede ser muy difícil sentirse agradecido cuando estamos deprimidos y extrañamos estar en ruta o el país donde viviste, pero busca el tiempo para agradecer las experiencias que has tenido. No todo el mundo ha tenido la suerte ni la oportunidad de pasar tiempo viviendo en una cultura diferente, aprendiendo un nuevo idioma y haciendo amigos de todo el mundo. Tu vida en el extranjero fue emocionante y edificante, pero a veces también fue confuso y realmente duro. Agradece las habilidades que aprendiste para hacer frente a todas estas situaciones, a la fortaleza que adquiriste y la personalidad que lograste moldear. Agradece el aprendizaje y la enorme suerte que tuviste.