Pocas veces las efemérides mencionan a las heroínas de México que cincelaron con sus acciones el rostro del México moderno. Citlalmina es una de ellas, que en el libro “Tlacaélel, el Azteca entre los Aztecas”, de Antonio Velasco Piña se nos ilustra como el ideal más empoderado de una mujer guerrera.
Ella estaba profundamente enamorada de Tlacaélel, quien no llegó a ser nunca Tlatoani de Tenochtitlan, pero sí el poder tras el trono. Fue él quién ordenó todas las reformas económicas, culturales, bélicas y de sistema educativo que le permitiría a aquella nación volverse la más poderosa de su tiempo y latitud.