Todo lo que tienes que saber de Citlalmina, la heroína mexica

by Xiu 8 Mar 2017

heroína mexica
Pocas veces las efemérides mencionan a las heroínas de México que cincelaron con sus acciones el rostro del México moderno. Citlalmina es una de ellas, que en el libro “Tlacaélel, el Azteca entre los Aztecas”, de Antonio Velasco Piña se nos ilustra como el ideal más empoderado de una mujer guerrera.

Ella estaba profundamente enamorada de Tlacaélel, quien no llegó a ser nunca Tlatoani de Tenochtitlan, pero sí el poder tras el trono. Fue él quién ordenó todas las reformas económicas, culturales, bélicas y de sistema educativo que le permitiría a aquella nación volverse la más poderosa de su tiempo y latitud.

Citlalmina entendía que Tlacaélel, por el rango que poseía, no podía establecer una relación con ella. Sin embargo, el amor entre ellos los acompañaría toda la vida. Ella hizo propios los ideales de Tlacaélel y tuvo un papel preponderante en la lucha contra los Tepanecas.

Fue Citlalmina, hija de la nobleza, quien comenzó a reunir a las mujeres para defender los lagos que rodeaban la ciudad y preparar un ataque. Esta actitud infundió confianza en los hombres del pueblo y comenzaron a prepararse para atacar.

Citlalmina también tuvo un papel preponderante en el fortalecimiento del imperio mexica, alentando siempre a las mujeres a que apoyaran a sus maridos e hijos para que fueran a la batalla y amaran a su pueblo y a su gobierno. También dedicó su vida a enseñar a otras mujeres oficios que anteriormente sólo realizaban los hombres, para poder ser autosuficientes sin esperar que aquellos que se encontraban en batalla se distrajeran de su labor de engrandecer al imperio.

Durante la primera batalla librada por los mexicas, contra los Tepanecas, Citlalmina tuvo que encargarse de un bebé que nació al calor de la misma y lo crió como si hubiese sido su hijo de sangre. Los valores que le inculcó fueron tan fuertes que el niño logró convertirse en uno de los más importantes guerreros jaguares de su tiempo.

Citlalmina nunca amó a otro hombre más que a Tlacaelel y consagró su vida al pueblo, que la admiraba y seguía sus indicaciones con profundo respeto y obediencia.

Un día, sin que nadie lo esperara, contrajo matrimonio con un comerciante al que la mayoría de las personas odiaba por no respetar al gobierno y por injuriarlo. La actitud de Citlalmina fue incomprendida por todos, ya que ella no quiso revelar cuál había sido el propósito verdadero de ese matrimonio.

Sin embargo, el único que lo supo fue Tlacaelel: ella había contraído nupcias para evitar una conspiración tramada por los comerciantes, pues consideraban que no tenían ninguna consideración por parte del gobierno y los altos impuestos podrían llevarlos incluso a la quiebra. Esta acción provocó que el gobierno se pusiera en armas la noche que planeaban ser atacados por los comerciantes y los emboscaran con el apoyo de los ciudadanos.

La noche anterior a este ataque, Citlalmina fue asesinada por su esposo y Tlacaelel sintió su muerte a la distancia. Después del ataque, se llevó a cabo un registro de la casa del que fuera esposo de Citlalmina, y fue en una de las habitaciones, que su hijo adoptivo encontró su cuerpo, pero no parecía el de una muerta, ya que solamente parecía estar en un profundo sueño. Ante la admiración de toda la gente, se hicieron funerales dignos de un tlatoani mexica y se cubrió toda la ciudad de flores en su honor.

Esta es la historia que nos cuenta el autor en su obra y que, a pesar de estar forjada por mucho misticismo, no deja de mostrarnos el idea de la mujer mexicana: fuerte, decidida, libre e inteligente.

Cabe mencionar que en 1990 en el Estado de México se fundó la colonia Citlalmina y que a la inauguración acudió nada más y nada menos que el autor antes citado, a quien se le puede apreciar en fotografías frente al arco que conmemora a los dos grandes artífices de la grandeza mexica: Tlacaélel y Citlalmina, la flechadora de estrellas.

Es tiempo ya de rendir honores a las mujeres de ayer y hoy que se han encargado de forjar rostros y corazones, pues los últimos siglos y hasta milenios han sido ellas las encargadas de la educación de este país.