«Fui de mercado en mercado por años enteros, porque México está en sus mercados»
Pablo Neruda
No hay mejor forma de conocer a una sociedad que a través de sus mercados. Desde la fundación de México-Tenochtitlan allá por 1325, cuando todavía existía una cuenca en el valle de México, los mercados han sido el punto de encuentro de sus habitantes y de los fuereños que han venido a vender sus productos. La Ciudad de México se edificó de la mano del comercio (fijo, ambulante y semi-ambulante) y hoy en día no es la excepción. Desde la época de los pochtecas, cuando el mercado de Tlatelolco era el más grande y mejor surtido del continente hasta nuestros días en que rivalizan con los supermercados y su comida empaquetada, los mercados han sido el reflejo y pulso de la Ciudad de México.