1. Domina el lenguaje de género.
Refiérete a todos tus clientes potenciales como damita/caballero y recuerda ofrecer productos para el niño/la niña. Nada más acuérdate de cómo le hacía Fox.
2. Recuerda… ante todo la elocuencia.
Si no eres capaz de recitar los beneficios del jabón de cacahuananche o de la crema de concha nácar sin tomar aire y en un sólo enunciado… te falta callo. Aprende del señor ese que vende cremas milagrosas afuera del Mercado de Sonora, él sí que tiene sangre de merolico y puede hablar por siempre sin repetir frase alguna.