1. Estaciónate en su entrada
¿Eres ese vecino medio fiestero que cada dos fines de semana arma pachanga? Ya te han dicho que respetes las entrada de las casas vecinas, pero como tú te sabes de memoria los horarios de todos los vecinos, estás seguro de que no habrá bronca si tus cuates se estacionan un rato en esa o aquella entrada. Total, qué tanto es tantito.
Y tampoco es tu culpa no escuchar el claxon desesperado del vecino cuando quiere entrar a su casa. ¿Qué no ve que ya estás en plena fiesta y bailando Despacito? ¡Algunas personas no tienen consideración con los demás!