Debería decir, a modo de prefacio, que no es fácil hacer enojar a un español, a menos que hagas un gran esfuerzo. Los españoles son, junto con los balineses, la gente más afable con la que me he cruzado en mis viajes.
Pero siempre es posible hacer enojar a un español, especialmente bajo ciertas circunstancias.
Insulta a su madre.
Los españoles no insultan como lo hacemos nosotros en Estados Unidos. No existe un equivalente a “Fuck you”, por ejemplo. En cambio, la mayoría de los insultos invocan la pureza -o la falta de pureza más bien-, de la madre del insultado. Tengo dos insultos favoritos de la época en que viví en Madrid. Uno es el estándar “Me cago en la leche de tu puta madre”, cuya abreviación es “¡La leche!”. Pero mi favorito es “me cago en el kilómetro 20 de los cuernos de tu padre”. La imaginación hecha grosería.