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Cómo hacer arrechar a un venezolano

Venezuela
by Carlos Emmanuel Vivas Espejo 18 Jan 2016

Todo aquel que haya estado en Venezuela al menos una vez, sabe que los Venezolanos somos alegres y carismáticos, y que siempre recibimos a nuestros visitantes con los brazos abiertos. Sin embargo, hay ciertas cosas con las que debes tener cuidado si no quieres hacernos “arrechar” (enojar).

 

1. Rechaza la comida (o el café).

No hay nada que haga arrechar más a un venezolano cuando vas a su casa que rechazar su comida. Nos ofendemos grandemente, ya que la mayoría de las veces preparamos algún tipo de plato especial o muy tradicional para los visitantes de otros países. Si además rechazas el café, ya no hay nada que hacer: mejor toma tus maletas y huye antes de que sea tarde.

2. Llámanos “Cenicientas”.

Si bien es cierto que nuestro equipo de fútbol jamás ha ido a un mundial, el término de la “cenicienta” es algo que nos ofende mucho cuando de este deporte se trata. Nos toca jugar siempre contra los grandes mundialistas como Brasil, Argentina, Uruguay y Chile para poder clasificar, cosa que no hacen países como México y Estados Unidos -que la tienen más fácil para participar-. Cada vez que alguien (sobre todo, los mexicanos) nos dice “hoy va a jugar la cenicienta de Suramérica”, es algo que nos hace hervir la sangre de la arrechera.

3. Llámate David Faitelson.

El señor Faitelson es el narrador deportivo que más critica a nuestro país con sus ácidos comentarios. Este caballero ha estado primero en las tendencias nacionales de Twitter en muchas de las ocasiones en las que se jugaron partidos importantes, y no necesariamente por lindo. Si David, ¡cuídate de la fama que tienes entre los Venezolanos!

4. Habla sobre el gobierno.

La situación política de nuestro país no es un secreto para nadie. Hablar del gobierno o temas relacionados a la política es un tema sensible. Así estés a favor o en contra, puedes causar un gran descontento si tratas este tema a la ligera, independientemente de la zona de Venezuela en donde te encuentres. Evita el “opinionismo” político o antes de hablar, escucha y comprende los distintos puntos de vista.

5. Confunde las regiones de Venezuela.

¡Acabas de cometer un pecado terrible! A ningún venezolano le gusta que confundas su ciudad o su región con otra, esto es algo que realmente “le saca la piedra”. Los miembros de la agrupación Reik, por ejemplo, eran invitados especiales para la culminación de la feria anual de la ciudad de Barquisimeto y en el inicio de su presentación dijeron “Buenas noches, Maracaibo”. Pobres muchachos… La arrechera fue colectiva.

6. No logres comprender que “Favor con favor se paga”.

Los venezolanos solemos ser muy serviciales y siempre estamos dispuestos a colaborar con cualquiera que esté en apuros. Si se te pinchó una llanta del vehículo o se rompió una tubería en tu departamento, descuida: muy probablemente, en menos de 5 minutos, tendrás a más de una persona ayudándote a resolver tu problema sin esperar ningún tipo de retribución monetaria. “Los favores valen más que el dinero”, dicen por ahí. El tema es que si alguien más está en apuro y no prestas colaboración alguna con esa persona, realmente nos harás arrechar, pues es lo menos que se espera de ti.

7. Muéstrate desinteresado por nuestra cultura.

Esto es un poco egocentrista, pero si estás en Venezuela, todos querrán enseñarte cosas sobre nuestra cultura y estilo de vida. Esperaremos, a cambio, que prestes atención y también que seas atento con algunos halagos. De lo contrario, escucharás un “si no te gusta, ¿entonces qué haces aquí?”, con tono de pocos amigos. Estás avisado…

8. Llámanos “montunos”.

Por lo general, la mayoría de los viajeros siempre llegan a Caracas, ciudad capital de nuestro país.. Si decides quedarte un par de días para conocer la ciudad, escucharás a muchos decirte “Caracas es Caracas, lo demás es monte y culebra”. Cuidado con repetir esto fuera de Caracas: puede resultar ofensivo para cualquiera. En especial, nos enojaremos muchos en ciudades regionalistas como Barquisimeto y Maracaibo, o ciudades industriales como Valencia y Punto fijo.

9. Duerme hasta tarde.

Los venezolanos, en su mayoría, somos madrugadores. Sin importar si uno está en el campo o en la ciudad, la hora en la que un venezolano despierta se encuentra en el rango de las 04:00-05:00 de la mañana. Si eres de los que se despierta en horas cercanas al mediodía, ¡serás mal visto! Imagínate, algunos de nosotros llevamos alrededor de 8 horas de habernos levantado de la cama. Ten por seguro que te haremos comentarios como “¡Buen día, príncipe!”, “¡Mira, la bella durmiente!” o “¡Qué vida tan dura la tuya!”. De más está decir que no guardaremos el desayuno para ti: ¡te tocará esperar hasta el almuerzo!

10. Se descortés y no cedas el asiento a quien lo necesita más que tú.

Esto será peor que darnos una bofetada e insultar a nuestras madres al mismo tiempo. El solo hecho de no ceder el paso o el asiento a una mujer embarazada, a una persona de la tercera edad o a un discapacitado te ganará la mala voluntad de muchos y provocará una arrechera colectiva. En Venezuela, personas con estas condiciones tienen un trato de cortesía preferencial.

11. Ve al estadio universitario de Caracas con los colores del Magallanes.

O Viceversa. Esto es el equivalente nacional de ir a visitar el estadio Santiago Bernabéu con el uniforme del Barça en España, ya que el equipo Leones del Caracas y el equipo de la ciudad de Valencia Navegantes del Magallanes son conocidos en nuestro país como “Los eternos rivales”. Investiga y piensa muy bien al elegir tu vestuario, sino harás enojar a varios miembros de las fanaticadas y… ¡eso sí que es arrechera! Estás advertido.

12. Di que nuestro licor no es fuerte.

Quizá esto no nos arreche lo suficiente como para echarte del lugar, pero sin duda alguna si nos dejarás “picados” y haremos lo humanamente posible para emborracharte y luego decirte “te lo dije”. Para esto, contaré una anécdota personal. Un amigo ruso se atrevió a decir que el vodka venezolano era “una parodia de Vodka” (inserte acento ruso aquí). Mis amigos y yo nos sentimos tan heridos en el orgullo, que decidimos invitarle una botella de “Cocuy Pecayero”. Cuando llevaba un poco más de un cuarto de botella, solo nos dijo “Na zdorovie! y “Viva Venezuela”. De ahí en adelante, dejamos de entenderle porque solo nos habló en ruso hasta quedar inconsciente sin haber podido terminar la botella. Al día siguiente ni siquiera recordaba cómo había regresado a casa, a lo que respondimos “viste, ¡te dijimos que si era fuerte!”.

Si aún después de estos consejos te las arreglas para hacernos enojar… solo pide disculpas e invítanos a un par de tragos: ¡todo habrá quedado en el pasado de esa manera!