SEAMOS HONESTOS: es bastante fácil lograr que nosotros, los ateos, nos enojemos. Tenemos fama de ser estridentes, odiosos y condescendientes, y de estar siempre dispuestos a comenzar una discusión.
Pero, ¿saben qué? De todas maneras tienen que aguantarnos. En Estados Unidos, por ejemplo, pasamos de ser el 1% de la población en 2005 a ser el 5% en 2012, y las cifras crecen de manera similar en el resto del mundo. Si la tendencia actual continua (y lo hará), un día estaremos viviendo en una utopía atea estilo escandinavo.
Hasta que eso suceda, aquí encontrarán algunas cosas que NO deben hacer si desean coexistir pacíficamente con nosotros.