Dinos que manejamos mal.
Nunca presentamos un examen de manejo y solo intuimos el contenido del reglamento de tránsito, pero nos forjamos bajo el yugo de los microbuseros y taxistas más salvajes y eso debe de contar para algo… ¿O no?
Haznos cruzar el D.F. un caluroso viernes de quincena por la tarde.
Crisis nerviosa en cinco, cuatro, tres, dos…