1. Siempre estamos resguardando nuestros preciados tesoros…
Que por lo general no son más que un bote de Valentina o de Tajín que alguien nos mandó de México. Como mexicano, tener un guardadito de salsa o chile no es opcional, ¡es una obligación!
2. Traemos la fiesta por dentro.
No importa si nos invitan a una pequeña reunión, siempre llegamos con más de un amigo a nuestros compromisos sociales. Con el paso de la noche y las chelas, nuestros anfitriones no sólo enriquecerán sus expresiones mexicanas… ¡van a terminar cantando el Cielito Lindo!