Hablar chileno es muy distinto a hablar español: el exceso de modismos, la rapidez al hablar y los garabatos que están tan naturalizados en nuestro vocabulario, hacen que los extranjeros, aún los de habla hispana, nos miren como si fuéramos extraterrestres. Si le sumamos aspectos propios de nuestra idiosincrasia, es una bomba difícil de manejar. Aquí te dejo una guía de simples pasos para sobrevivir a una conversación en Chile.
Cómo salir airoso de cualquier conversación en Chile en 13 simples pasos
¿No sabes de qué hablar con un chileno? Pregúntale por los terremotos.
Casi todos hemos vivido uno y es casi un tema de orgullo nacional, porque obviamente si te lo estamos contando es porque sobrevivimos. Los chilenos te van a contar donde estaban el 2010 para el terremoto de 8.8°, te dirán lo que debes hacer si se mueve la tierra y podrás comprobar in situ, si vives un temblor al lado de ellos, la precisión con que pueden cuantificar su intensidad.
Aprende a modalizar tus afirmaciones para no quedar mal con nadie.
Los chilenos somos malos para decir que no. Nos cuesta mucho ir de frente, nos sentimos mal rechazando invitaciones, no nos gusta quedar mal con nadie y creemos que es rudo decir que no. Así que si un chileno te responde con un “ahí vemos”, ”estamos hablando”, “yo te llamo” o “nos ponemos de acuerdo”, ve haciéndote a la idea de que los planes no se van a concretar. Plantéate empezar a responder igual para no herir susceptibilidades.
Nunca, nunca hables de política…
A menos que tengas mucha confianza con la persona que tienes enfrente. Chile es un país con una fractura fundamental a raíz de la dictadura que vivimos, la cual inició con el golpe de estado el año 73’. Si ves que el tema se dirige hacia allá, mejor desviarlo y hablar del calentamiento global, de teorías de la conspiración o lo que se te venga a la cabeza.
Para graficar lo que sientes, ponle animales.
No lo pasaste bien, “lo pasaste chancho”.
No te sientes mal, “estás p’al gato”.
No te enojaste, “echaste la foca”.
No te están fastidiando, “te están sacando los choros del canasto”.
No te están seduciendo, “te están joteando”.
No eres muy inocente, “eris terrible de pollo”.
Con un poco de ingenio, usa el zoológico completo a tu favor.
El diminutivo es ley.
Puedes estar diciendo lo peor, pero con diminutivos siempre suena más bonito. Si te invitaron a comer y no te sientes del todo bien, pide que te sirvan “poquito” porque te duele la “guatita”, así no te arriesgas a recibir un plato abundante con baranda. ¿Quieres irte temprano de una reunión aburrida? Di que sólo vas un “ratito” porque estás “cansadito” y todo en paz.
Confirma que tu interlocutor te ha comprendido. Es decir, si estás contando algo, terminalo con un “¿cachai?”.
Si por el contrario estás escuchando una historia de otra persona, puedes complementarla con un “ah, sí te cacho”, o “¡te cacho wn!”.
¿Cachai?
¿Quieres empezar a entender nuestras jergas? Sácate un asado y queda como rey.
No sabes como romper el hielo, quieres conocernos mejor, ¿pero no se da la instancia? Propón hacer un asado: en un parque, en el quincho de alguno, en el hostal… No hay mejor forma que ver a los chilenos en nuestro hábitat, compartiendo alrededor de una parrilla, entre choripanes y piscolas.
Empieza a adaptar tu oído a esta forma súper rápida de hablar.
Mientras lo haces contesta con “aha”, “si poh”, “ya poh”. Luego, en voz baja, le preguntas al de al lado “¿qué wea dijo?”. Llegará el día en el que te acostumbres a esas verdaderas metralletas de palabras.
Ofrécete a llegar con los calzones rotos para la once.
Te van a amar. Solo preocúpate de investigar bien lo que estás ofreciendo y no hacerlo literal… o si no es mejor que lleves las sopaipillas.
¿Hablar de fútbol en 2018? Mejor que no.
Además de la política, este año el fútbol es un tema complejo y sensible para muchos. Evita hablar del mundial, haz como que no existe… ¿Rusia 2018? ¡Nah! No sé de qué me hablas (¡snif!).
Termina los verbos de tus preguntas con “i” y responde terminando con “ai”.
Esta es la clave para mimetizarte con nosotros los chilenos.
El exponente más popular es Alexis Sánchez con su “¿me entendí?”, pero aplica para cualquier otro: querí, sentí, sabí, estí, etcétera. O como querai…
Olvídate del “pues”.
La dinámica es “si poh”, “no poh”, “ya poh”, “dale poh”. Por ejemplo: “¿querí ir a un asado hoy?”, “¡Ya poh!”.
No te ofendas, weon.
Acuérdate que acá weon es el amigo y usamos mucho “la wea” para referirnos a alguna cosa, cualquiera sea. Así que si te dicen” weon, pásame esa wea”, responde casual “¿esta wea o la otra?”.
Ya estás listo para sobrevivir a nuestra loca manera de hablar, sólo mantén la calma y recuerda estos sencillos pasos para salir del paso como todo un campeón. Si necesitas más vocabulario para defenderte conversando, visita esta guía sobre cómo entender el raro español de los chilenos.
Crédito imagen de portada: Kevin Curtis.