Sé que van a comenzar a leer esto con cierta incredulidad y está bien, lo entiendo. Se podría pensar que en el país con mayor inflación del mundo viajar (casi) gratis es imposible, pero pasa que los viajeros conseguimos atajos, volteamos la tortilla y tratamos que la experiencia sea genuina e inolvidable. Es insólito, pero moverse por el país de esta manera implica menos gasto que si nos quedáramos en casa. Lo he hecho -sola y con amigos- y por eso puedo contarlo, a ver si entonces otros agarran su mochila y se deciden a intentarlo. Aquí les digo cómo.
Relájate.
Lo primero que tienes que quitarte de la cabeza es que no harás un viaje de grandes lujos, que no será un todo incluido y que el desayuno no estará servido cuando te despiertes. Abre la mente a las esperas en los terminales o a la incomodidad del peso de la mochila. Abre la mente a ver con otros ojos. Lo mejor del viaje es lo que está justo después de todo eso.
Confía… Especialmente en que los venezolanos siempre conocen a “un amigo de un amigo de otro amigo” que tiene justo lo que andas buscando.
La gente que te vas a encontrar en el camino te va a brindar una mano y si no lo crees, no estás listo aún para emprender un viaje como este. A pesar de tanto, son muchos los que aún abren las puertas de sus casas para invitarte un café o un vaso de agua, para darte un sofá, o un pedacito del patio en el que puedas dormir.
A pesar de la carrera contra la inflación, sigue siendo cierto que es mejor viajar en temporada baja.
Con la inflación, todo sube mes tras mes. Es una carrera agotadora contra los precios y que nos perjudica tanto a viajeros como a los anfitriones. Sin embargo, seguirá siendo más probable conseguir mejores precios durante la temporada baja. Los meses de julio, agosto y diciembre siempre suelen ser un poco más costosos.
Evita también los feriados (tanto por la cantidad de gente como por los costos) y los sitios netamente turísticos porque son más costosos. Hay muchas cosas que ver y hacer.
Revisa las fechas de fiestas en los pueblos.
Lejos de los feriados, los pueblos celebran a todo dar sus propias costumbres y les encanta recibir gente, así que puedes revisar cuándo son esos saraos, armar un grupo y no gastar tanto porque el pueblo estará atento a tu visita. Se dividen el hospedaje, la comida y el transporte y se sorprenderán de lo mucho que ahorrarán en el camino.
Una de mis recomendaciones es ir a Chuao, en Aragua, durante la fiesta de los pescadores… y luego ¡volver a la celebración de los Diablos Danzantes!
Usa transporte público.
Por seguridad, siempre es mejor viajar de día, aunque hayan rutas más largas que se cubren de noche en autobús. Sé flexible con los sitios que visites, puedes ir a otra ciudad y salir de otra terminal a mejores precios y horarios, para evitar esa travesía nocturna. Se puede, lo he hecho cantidades de veces.
O pide cola.
A veces, en los pueblos es mucho mejor moverse en colas para cubrir distancias cortas. Alguien te dejará montarte en la parte de atrás del camión, compartir el asiento de al lado, o te llevará en su moto si va libre. Entre los pueblos o las ciudades no muy lejanas, también puedes ir en un carrito por puesto, son más rápidos aunque más costosos que un autobús, pero más baratos que un pasaje de avión. Haz balance.
Come en los mercados o conversa con tu huésped sobre un extra por comidas.
Trata de desayunar muy bien y en los mercados que siempre tienen empanadas, arepas o pastelitos buenísimos y a precios accesibles. Pregunta, no te quedes en el primer puesto. Adelante siempre conseguirás uno más económico. Si te estás quedando en alguna posada, pregunta si puedes cocinar o si esa persona te puede preparar algo sencillo por un cobro adicional que te aseguro, no será tanto. Ahorrarás muchísimo y entablarás buenas conversaciones.
Acampa.
Si no tienes carpa propia, pide una prestada y dile a algún amigo que te acompañe. La aventura es diferente cuando vas con alguien más. Además, así se cuidan mutuamente. Hay lugares maravillosos en los que puedes tender tu carpa sin costo alguno. Eso sí, no te expongas, no te la des de valiente explorador. Pregunta, pide permiso y así todo saldrá bien.
Digo esto desde mi propia experiencia. Como se ve en la imagen, he acampado en lugares como Yapascua y Chuao.
Busca posadas económicas.
Hay un montón de gente emprendedora en Venezuela que le pone cariño a su casita, habilitan uno o dos cuartos y los ofrecen a viajeros para nada exigentes. Busca, pregunta a otros. Los mejores datos son los que se van pasando de boca en boca.
Por ejemplo, en Choroní hay posadas económicas si van, al menos, cuatro personas. Pueden encontrar detalles haciendo clic aquí. También doy fé que hay un buen hostal en Maracaibo y lugares como esta preciosa posada a las afueras de Río Caribe en Sucre, una de las más económicas de la Ruta del Cacao:
Sé feliz.
Sorpréndete, aprecia los detalles, mira al país con otros ojos, deja que te maraville. En todos sus paisajes hay encerradas un montón de emociones que sólo sentirás si sales a buscarlas. Y, de vez en cuando, también hay artesanías muy creativas a precios económicos. Es cuestión de tener paciencia y saber mirar ;)