Ve a los recitales de grupos mexicanos para poder gritar “¡¡A huevo!!” en paz
Las luces bajan de intensidad. Gabriela aparece y el chiflido de lobo a las mujeres guapas es signo inequívoco de que los mexicanos estamos presentes en el concierto. Rodrigo aparece y el público que llena el Royal Albert Hall se deshace en aplausos. En otro tipo de lugar y otra noche, las luces se apagan y se escucha: ¡Saquen las tortas! ¡¡¡A huevo!!! Esta vez los mexicanos somos mayoría en el Village Underground en Shoreditch. Zoé canta “Y todo el tiempo estoy pensando en tí, en el brillo del sol, en un rincón del cielo”. Es casi como estar en casa.
Imagínate puestos de tacos por todos lados y aprende a vivir con esas alucinaciones
Termina el concierto. El golpe de realidad se siente cuando no se tiene un puesto de tacos en la esquina. Se extraña desde lo visceral de los sentidos. Como salir del antro y seguir con la nariz el delicioso aroma de la carne en el asador, o más bien, de las tripas dorándose en su grasa. Y luego viene el contacto visual con el puesto en la esquina: ¿gente amontonada pidiendo tacos? ¡Mejor aún! ¿Perro olfateando el bote de basura? ¡No hay problema! La nostalgia de vivir lejos de casa es a veces abrumadora. Fuera de eso, nos hemos adaptado como campeones al clima, a las maneras, a lo que hay. En Londres por estudios, por trabajo o por amor, no sufrimos pero sí extrañamos: de vez en cuando recordamos las clases de dramatismo impartido por las telenovelas y le exageramos al sentimiento.
Entiende que la comida mexicana es abierta a interpretación
Todavía recuerdo con horror mi primer encuentro con un restaurante mexicano. Hace 5 años la oferta de comida “mexicana” (realmente Tex-Mex) que veía tanto en los mercados o algunos restaurantes era muy triste. Después de ver el menú de Chiquito y probar el kit para enchiladas de Old el Paso me prometí jamás acercarme a ninguna propuesta gastronómica mexicana aquí. Poco sabía yo que mis malas experiencias me estaban impidiendo encontrar magníficas opciones en la ciudad.