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Conoce cuáles eran las duras palabras de bienvenida a un recién nacido mexica

México
by Xiu 27 Sep 2017

¿Cual es el requisito más indispensable para merecer el don de la vida?  Según la cosmovisión cristiana, la vida es un regalo del Dios para cada hijo suyo y es dada con el único propósito de ser felices. Los mexica, sin embargo, tenían otra forma concebir la vida y de recibir a sus recién nacidos. Eran palabras frías, fuertes, certeras, que dan testimonio de la posición que asumían frente a la creación de aquellos guerreros de bronce.

Para ellos, la guerra era un honor y la vida, una sucesión de batallas: la primera era el acto de nacer y la última, la forma en que se sorteaba la muerte. Solo a través de las batallas iba uno mereciendo la vida y también la muerte.

El mismo momento del nacimiento,era entonces entendido como un campo de batalla lleno de dolor y de sangre. Y ello lo constatan las palabras que las parteras brindaban al pequeño en sus primeros segundos de vida alzando al bebé sobre sus brazos:

«Esta casa donde has nacido no es sino un nido; es una posada donde has llegado, es tu salida a este mundo. Aquí brotas, aquí  floreces, aquí te apartas de tu madre, como el pedazo de la piedra donde se corta (en este momento se cortaba el cordón umbilical).

(…) esta ofrenda de espina y de maguey y de caña de humo y de ramos de atoyatl, la cual se corta de tu cuerpo, cosa muy preciosa. Con esta ofrenda se confirman tu penitencia y tu voto, y ahora resta que esperemos el merecimiento y dignidad o provecho que nos vendrá de tu vida y de tus obras. Hijo mío, muy amado, vive y trabaja. Deseo que te guíe, te provea y te adorne aquel que está en todo lugar…haz venido a sufrir, a sufrir y perseverar…». (Historia General de las Cosas de Nueva España, Sahagún).


Como podrás ver, querido lector, el destino que los mexica creían cierto e inevitable era el de las tragedias de la vida, mismas que debían sortearse como se superó la batalla contra la misma muerte al momento del nacimiento.

Es así como un nuevo ciudadano nacía, por permiso de los dioses y bajo su eterna vigilancia esperando que los honrara con sus virtudes y dones, para su engrandecimiento y el del pueblo del sol.