1.
Te das cuenta de que el «ahorita» de ninguna manera significa “ahora”.
2.
Se te caen unas cuantas lágrimas cuando pruebas el picante de los mexicanos (y te huevean / alburean por tu uso de “picante”), pero testarudo como eres, no te detienes hasta probarlo en todas sus versiones: dulce, salado, ácido y amargo.
3.
Te avergüenzas porque creías que comida mexicana eran sólo tacos y burritos…