Tomar mate.
El mate es, para los argentinos, el gran ritual de la amistad. Se sientan en círculo y el mate va pasando de mano en mano mientras fluye la charla. Ah, ¡qué perfecto!
Andar por la vida sin tantos filtros.
Hasta el mismísimo Papa Francisco dijo, al asumir su cargo: ¡Vamos a hacer lío! Los argentinos están acostumbrados a ser directos y a hablar con la verdad. Si algo les molesta lo comunican enseguida. Te encaran, odian las vueltas para decir algo y eso, para mí, es digno de admiración.