1. Después de embarrar algunas relucientes alfombras hogareñas, tuve que empezar a preocuparme de entrar sin zapatos a las casas.
Una de las primeras y más importantes reglas de buen comportamiento en la ordenada sociedad canadiense es sacarse los zapatos antes de entrar a una casa, evitando así manchar con tierra, barro u otras inmundicias los pisos y alfombras de los buenos anfitriones. Nunca fue más importante contar con zapatos relativamente fáciles de desamarrar y evitar botas de cordones infinitos… Son clave para salvarse de lumbagos u otros dolores devenidos de las constantes agachaditas.