Dice la leyenda que, antes de la llegada de Quetzalcóatl, la humanidad sólo comía raíces y animales que cazaban. No conocían el maíz, pues los dioses lo habían guardado celosamente tras unas montañas.
Sin embargo, algunos dioses sentían compasión por los hombres y mujeres hambrientos e intentaron separar aquellas montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron.